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El factor humano en la innovación

Hablar del siglo XXI implica, sin dudas, hablar de innovación. No obstante, la innovación no está intrínsecamente relacionada con la tecnología sino más bien con un cambio de mentalidad para generar nuevos caminos en la resolución de problemas y en cómo se organiza y se componen las estructuras organizacionales y sociales.

El punto de partida de la innovación no está en el desarrollo tecnológico sino en el factor humano que es quién genera y abraza el cambio.

 

La educación como eje motriz

Saber realmente qué se necesita aprender para insertarse de forma exitosa en esta era de la innovación se vuelve un punto medular, sobre todo, si queremos cambiar el rumbo de nuestro país y, como siempre, la educación tiene una relevancia fundamental como promotor y generador de este cambio.

 

 

Desafios a enfrentar

Antes de mencionar las destrezas y actitudes propuestas por el investigador estadounidense, Tony Wagner, vamos a presentar las contradicciones entre la educación tradicional y la educación para la era de la innovación, también propuestas por él, porque comprender esto nos ayuda a entender mejor cuáles son los desafíos fundamentales que necesitamos enfrentar para generar una nueva educación lejos de la simulación:

 

 

 

Contradicciones de la educación tradicional

 

 

 

Con lo anterior ya expuesto, las destrezas y actitudes de supervivencia en el siglo XXI propuestas por Wagner son:

 

 

 

Pasión en lo que hacemos

La innovación está fuertemente ligada a la curiosidad y a la autodisciplina pero, sobre todo, a la pasión. La mejor forma de conseguir una ventaja competitiva es encontrar la pasión en lo que hacemos y el camino, para ello, comienza en la curiosidad que se convierte en interés  y este interés, con el tiempo y la constancia, se convierte en la pasión innovadora que el mundo necesita de nosotros.

 

 

 

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