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4000 palabras por minuto

En psicología se define el diálogo interno como un fenómeno complejo interpretativo que afecta la estructura de nuestro cerebro y nuestra salud psicológica, pues impacta tanto en las emociones como en las conductas. Esta voz interior genera casi 4000 palabras por minuto, es decir, trabaja 10 veces más rápido que el habla verbal, explica el psicólogo Charles Fernyhough en su libro Voces internas (2016).

Diálogo consciente

Realmente, nadie nos enseña que debemos estar al pendiente de cómo nos hablamos a nosotros mismos y solemos tomar esos pensamientos verbalizados hacia dentro como si se tratara de afirmaciones, incluso, con la rutina, acaban convirtiéndose en creencias y es que las palabras son tremendamente poderosas para nuestro subconsciente, nos sugestionan y nos condicionan.  Así, es importante escuchar cómo nos hablamos para determinar cómo nos tratamos. Debemos ser conscientes de que ese diálogo interno nos habla desde el estado emocional actual y no desde la verdad absoluta.

Atento a los distintos tipos de diálogo

Existen distintos tipos de diálogos internos, el diálogo organizacional que es aquel que nos permite tomar decisiones para organizar nuestras vidas sin una carga emocional asociada y también existen los diálogos internos con una carga emocional asociada que puede ser negativa o positiva. Diversos estudios han demostrado que un diálogo interno negativo constante debilita estructuras neuronales y, por tanto, nos hace vulnerables al estrés, a la ansiedad, angustia y depresión y a los trastornos vinculados con la forma de relacionarnos con los demás.

Identifica los cuatro estilos mas dañinos

Vamos a conocer un poco más sobre esta narrativa interna destructiva. En psicología, han tipificado cuatro estilos especialmente dañinos que si se convierten en un patrón acaban condicionando nuestra percepción y nuestra conducta:

Catastrófico

Victima

Autocrítico

Autoexigente

Identifica el patrón de pensamientos negativos

Cambiar el discurso interno negativo es un proceso complejo que requiere esfuerzo y compromiso pero, sin duda, un buen punto de partida sería, como esbozamos al comienzo, escucharnos a nosotros mismos para detectar cómo nos hablamos, ya que, siendo conscientes de los estilos que queremos desarticular, podremos trabajar en esto de una forma mucho más efectiva porque ya no tomaremos nuestros pensamientos de una forma tan absoluta sino que habremos activado la duda y la crítica en nuestro proceso mental. Por tanto, la recomendación no es tanto el acto de cambiar el pensamiento negativo por otro positivo de raíz sino aprender a darnos cuenta de la existencia de este patrón de pensamiento en nosotros para poder elegir, al detectarlo, otro pensamiento más positivo y que se adapte mejor a nuestras necesidades conscientes.

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