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La interacción de nuestro cerebro

Hace algunos años que la neurociencia vive una revolución científica en toda regla en su objeto prioritario de estudio: el cerebro.  Investigaciones han demostrado que el cerebro no está aislado del cuerpo sino que interactúa con los órganos; los especialistas lo llaman el “cerebro corporizado”. La influencia de la postura corporal en el cerebro

 

Toma de decisiones en la vida real

Esta relación se demostró gracias a un estudio conocido como la “Tarea de Iowa” llevado a cabo en EUA por el investigador Antonio Damasio diseñado para simular la toma de decisiones en la vida real. A los voluntarios se les presentaban cuatro bloques de cartas sobre una mesa, según sacaban las cartas de los bloques iban ganando o perdiendo dinero y, al final, debían deducir qué bloque les permitía mayor ganancia monetaria. La influencia de la postura corporal en el cerebro

 

La investigación arrojó que, las personas tardaban  80 cartas en determinar el bloque ganador, decidieron estudiar qué pasaba en sus cuerpos y en sus mentes mientras realizaban el experimento y se dieron cuenta de que, cuando la mano se aproximaba al bloque donde se perdía dinero, el cuerpo comenzaba a emitir una serie de señales: la postura se encogía y la piel reaccionaba o se presentaban contracciones musculares, de este modo, los investigadores se dieron cuenta de que con sólo 10 cartas el cuerpo humano ya sabía cuál era el bloque correcto.

Cambios corporales 

A esto, Damasio lo llamó el marcador somático, cambios corporales que reflejan un estado de consciencia que, si los voluntarios hubieran sabido interpretar y escuchar, les hubieran ahorrado el levantar el resto de las 70 cartas en promedio, en palabras de Damasio: “El cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta”.

 

 

Nuestro cerebro también percibe cómo estamos, cómo nos sentimos pero también cómo se encuentra la persona que interactúa con nosotros a través de la postura, de los gestos… nuestro cuerpo se prepara antes de que el cerebro lo haga.

 

 

Esto nos ayuda a anticiparnos para controlar mucho mejor nuestras reacciones y las de los demás. Si leemos estos potenciales preparatorios nos podemos anticipar al estado que me va a llevar el cuerpo, esta es la base de la inteligencia emocional pues es más sencillo gestionar la emoción en una etapa temprana que cuando ya está desbordada.

Las emociones

A finales del siglo XIX, el filósofo y psicólogo estadounidense, William James ya marcaba la influencia del cuerpo en la regulación de las emociones y la cognifición con su cita famosa: “No lloro porque estoy triste, estoy triste porque lloro”. De este modo, consideraba que utilizamos el cuerpo para dar sentido a conceptos abstractos, por ejemplo: la tristeza. Sin sensación corporal, no hay emoción.

Posición del cuerpo

Posteriores investigaciones han demostrado que la posición corporal también influye en el hipocampo que es la zona del cerebro encargada de la cognición y la memoria, por lo que una posición más erguida del cuerpo activa más el hipocampo y, por tanto, nos hace recordar y aprender con mayor facilidad.

 

 

Técnicas de entrenamiento 

Entrenar  nos brindará la posibilidad de controlar mejor nuestro cuerpo y nuestro cerebro.

Las mejores técnicas para lograrlo son aquellas que regulan la autopercepción mediante la observación de los pensamientos y el estado del cuerpo como el yoga, la meditación, el tai chi y el chi kung porque consiguen equilibrar la relación entre el cuerpo y la mente.

 

 

Pon mas atención a tu cuerpo y favorece a tu mente

Es hora de prestar más atención e importancia al lenguaje corporal para que la mente pueda interpretarlo mejor, aprender a escucharlo e incrementar la inteligencia emocional, favorecer la toma de decisiones, aumentar la atención, la memoria y la capacidad de expresión.

 

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