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La taza de té rota

Durante el siglo XV el emperador japonés Ashikaga Yoshimasa envió a China una taza de té para que la repararan, el resultado no fue lo esperado, además de ser poco estético a la vista, no servía para contener nada. ¿Qué es el Kintsugi o Kintsukuroi?

Emperador japonés Ashikaga Yoshimasa

Buscando la solución

Entonces, ordenó a los artesanos japoneses buscar una solución. Para ello, decidieron cubrir las grietas con un barniz y polvo de oro con lo que no sólo eliminaron las grietas sino que hicieron la taza bella y resistente. ¿Qué es el Kintsugi o Kintsukuroi?

Técnica Kintsukuroi

Desde entonces, se ha convertido en una técnica que repara las piezas de cerámica o madera que no sólo reutiliza los objetos sino que los embellece con la poética lección de que lo que nos daña también nos hace más fuertes y provistos de un encanto atrayente y único.

El arte de curar las heridas

El psicólogo español Tomás Navarro ha incorporado esta técnica japonesa en el mundo de la psicología en su libro Kintsukuroi, el arte de curar heridas emocionales. La cuestión es cambiar el enfoque sobre el error.

Equivocarse es un estigma en la sociedad de la perfección donde desechamos objetos e, incluso, personas porque ya no sirven, porque son demasiado viejos, demasiado imperfectos, porque están demasiado “rotos”.

Ver belleza en esas cicatrices y además darles un lugar de honor, mostrando y resaltando el encanto de la fortaleza y la superación es una perspectiva mucho más liberadora que la de esconder debajo del tapete todas las heridas y cicatrices. El daño no es sinónimo de debilidad sino de valor.

Tomás Navarro propone seis pasos para convertir las calamidades en oportunidades, que desglosamos a continuación:

  1. Tras un fracaso, recoge los pedazos. Aprende el arte de recomponer pero no dejes de vivir con intensidad por miedo a volver a fracasar.
  2. Redefine la situación, analiza sin filtros lo sucedido y sin involucrar la parte emocional, pon un poco de distancia al observar; esto nos dará la perspectiva necesaria para comprender mejor lo vivido.
  3. Encuentra el aprendizaje. Traduce el dolor en aprendizaje. Ponle palabras a tu lección.
  4. Conecta con tu resistencia emocional, acepta lo sucedido, date tiempo y avanza poco a poco visualizando tus emociones en el trayecto.
  5. Reconstruye desde el tiempo y la acción, el sufrimiento es relativo y es una decisión personal que se conquista al abrazar y aceptar el dolor pero, sobre todo, exteriorizando y transmitiendo las emociones.
  6. Cicatriza las heridas desde la victoria y no desde el fracaso, no te avergüences sino todo lo contrario: muestra con orgullo el oro de tu experiencia y, sobre todo, celebra la vida desde la hermosa contemplación del camino y la profunda satisfacción de las pequeñas alegrías.

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