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No es tarea sencilla

Perdonar, desde el punto de vista psicológico e, incluso, popular, no es. fácil y, sin duda, requiere un proceso de aceptación, reconocimiento, comprensión y, finalmente, sanación.  ¿Cómo cambia nuestro cerebro y nuestro cuerpo al perdonar? 

Los neurocientíficos han descubierto los múltiples beneficios de este acto en el cerebro bajo lo que se conoce como neurobiología.

 

Neurobiología

La neurobiología es el estudio de las células del sistema nervioso y cómo se organizan en circuitos neuro funcionales para procesar información y mediar el comportamiento, en este caso, en el acto del perdón. ¿Cómo cambia nuestro cerebro y nuestro cuerpo al perdonar? 

 

Rumiación

Cuando no conseguimos perdonar, se genera un proceso psicológico llamado rumiación que es, el dar vueltas constantes sobre lo ocurrido recreando el hecho y buscando formas de venganza sobre el ofensor.

 

 

 

 

Amígdala activada

Al entrar en este proceso se activa la amígdala, parte del cerebro responsable de procesar las emociones y el sistema límbico, que es el encargado del comportamiento, para buscar recuerdos similares del pasado que refuercen el malestar.

 

 

Estrés

Este proceso activa, lo que se conoce como respuesta de estrés segregando en el organismo cortisol, adrenalina y noradrenalina preparando al cuerpo para luchar, huir o paralizarse, según sea el caso.

De este modo, nuestro cuerpo ha comenzado a envenenarse y destruirse física y emocionalmente ante la ausencia del perdón y la permanencia del círculo vicioso del rencor y la lamentación.

 

Perdonar

Al perdonar, abandonamos emociones como el odio, ira, rencor y, con ello, efectuamos una modificación cognitiva a través de nuestros pensamientos para mejorar nuestra regulación emocional y situarnos en un tiempo presente mucho más liberador.

 

 

No significa olvidar

En este punto es importante recalcar que perdonar no significa olvidar, todo lo contrario, se trata de aceptar lo sucedido y aprender a vivir sin desarrollar emociones negativas que llevan a comportamientos autodestructivos.

Todo lo anterior también aplica con la capacidad de perdonarnos a nosotros mismos. Dejar de culparnos y juzgarnos por lo que se hizo o lo que no se hizo y las consecuencias de esto es fundamental para alejarnos de las emociones que nos atan al malestar.

 

Beneficios del perdón

De este modo, el perdonar nos ayudará a reducir el insomnio, el nerviosismo y el trastorno de síntomas somáticos (TSS) que llega, incluso, a imposibilitar el realizar actividades de nuestra vida cotidiana.

 

Proceso gradual

Sin duda, el perdón es un proceso gradual, maduro y nada débil ni conformista, por lo que atrevernos a ejercer el perdón no nos convierte en personas frágiles o dejadas sino en verdaderos supervivientes que eligen vivir de forma consciente y valiente, compasiva y responsable.

 

¿Ya examinaste cuántos asuntos pendientes de perdón tienes en tu vida? Esperamos que este artículo te anime a marcar una diferencia física, mental y emocional en ti al transitar por el camino del perdón.

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